jueves, 17 de julio de 2008

Anhelo.-

Anhelo sentir su textura. Juguetear con ella en mi lengua y empaparla con mi saliva degustando su irresistible sabor.
A todo el mundo ha de pasarle similar cosa, a todos les gusta, no hay nadie que se le niegue.
El problema está en que no puedo dejarla, ni disminuir el consumo, cuando no pienso en nada, ella llena mis pensamientos haciendome actuar sin pensarlo dos veces, hasta que luego de haberla disfrutado, se me prende la ampolleta y me viene un puto sentimiento de culpa que no se lo recomiendo a nadie. Qué rico sería si en nada afectara, si daño no hiciera, si a mí no me dañara.
Por su culpa debo ser humillada constantemente por personas que obviamente no deberían de hacerlo y por la mía debo vivir cada día peor...